Las decisiones en el sector energético español son complicadas. Esto se debe a 3 motivos principalmente. Nuestra situación geográfica, nuestra situación energética y la política energética europea.
La situación geográfica. Actualmente somos una “isla energética”. Nuestra capacidad de interconexión con el resto de Europa Central es del 2% de la potencia instalada (2.800 MW frente a 105.279 MW). Eso implica tener una capacidad “extra” de generación para cubrir picos de consumo o falta de generación renovable. La forma de abordar este problema es de diversa índole.
La situación energética. Tenemos más del doble de capacidad instalada. Frente a la demandada el día de mayor consumo del año hasta la fecha. Es así porque en la planificación energética que se hizo para el horizonte 2000-2020 supuso una tasa de crecimiento y consumo energético muy superiores a los actuales. Han derivado en que tengamos unas inversiones hechas por parte de las empresas de generación energética que no están rentabilizando como estaba previsto.
Política energética respecto a la generación nuclear en España
La política europea energética afecta principalmente a 3 aspectos. Reducción de consumo (eficiencia energética), aumento de la generación nuclear de origen renovable y reducción de las emisiones de efecto invernadero. Con unos objetivos reconocidos para 2020 pero muy agresivos para 2030 y todavía en proceso de aprobación los de 2050.
Para conseguir esos objetivos, sobre todo el de emisiones, tenemos que tener en cuenta diversos escenarios. Se aplican los factores anteriormente indicados y se suma uno más. El coste de las inversiones para poder cumplir con estos objetivos.
Para poder cerrar o no las centrales nucleares hay que valorar estos parámetros teniendo en cuenta:
- El cierre de las centrales de carbón es prácticamente un hecho por la emisión de CO2 y partículas.
- El uso de las centrales de ciclo combinado no es ilimitado y vendrá definido por el objetivo de emisiones de CO2 acordado en Bruselas.
- El mayor uso de los ciclos combinados, unido al cierre de la generación nuclear, podría implicar un aumento del coste del precio de la electricidad con el mix actual.
- Un incremento de la capacidad de energía renovable podría paliar la pérdida de capacidad de generación nuclear, carbón y ciclo combinado. Si la regulación fuese favorable y se potenciara el balance neto y la generación distribuida.
- El aumento de las medidas de eficiencia también implicaría una disminución de la demanda energética. Se transformaría en menor capacidad de generación instalada necesaria.
- El incremento de las interconexiones con Francia ayudaría a intercambiar energía de forma que no fuera necesaria tanta capacidad instalada en España.
- La potenciación de medidas enfocadas al consumidor. Como la ininterrumpibilidad para grandes consumos o la agregación de la demanda para pequeños y medianos. Esto ayudaría a la reducción de capacidad instalada.
Con todos estos argumentos, lo que sí que pretendo recalcar es que hay muchos elementos a tener en cuenta para la transición energética. Independientemente de que el objetivo sea el mismo para todos: más energía renovable, menos dependencia energética y menor contaminación con combustibles fósiles y nuclear.
Emilio de Andrés
Director de E4e Soluciones
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